Me tiro a la piscina

A tan solo escasas semanas de las elecciones generales me tiro a la piscina tras ver el debate decisivo en la televisión.

Los que lo habéis visto estaréis de acuerdo conmigo en que la aportación sobre la educación de todos los partidos ha sido ínfima. Ningún partido ha aportado ninguna novedad, idea o mejora. Tan solo Albert Rivera ha citado “Hagamos de los profesores la profesión más importante de España”. Totalmente de acuerdo, qué pena que se quede en utopía.

Señores, aquí estamos, los maestros ¿nos oyen? Dejen de bailar con las leyes, los papeles, la pública y la privada, ESCÚCHENOS.

En España urge una innovación educativa, y cuando hablo de innovación no me refiero a tablets y pizarras digitales en cada aula, me refiero a una innovación metodológica.   A no dejarse guiar por el libro de texto, a una educación significativa a través de aprendizaje por proyectos, PBLs (aprendizaje basado en problemas), a través de aprendizaje cooperativo… Me refiero a cambiar las actividades del libro (copia-pega)     por destrezas y rutinas de pensamiento. Una innovación metodológica donde enseñar al alumno a pensar y no a memorizar, a tomar decisiones, a buscar información y seleccionarla, a cooperar con un mismo fin, a hablar en público, a ser hábil, COMPETENTE PARA LA VIDA, NO PARA LA ESCUELA.

¿Iríais vosotros a un dentista que utiliza las técnicas de hace 80 años? No necesito respuesta… ¿Por qué ocurre este parón en la educación? ¿Por qué los partidos políticos juegan con la leyes pero las aulas están intactas desde hace décadas? ¿Por qué seguimos evaluando el resultado y no el proceso? ¿Por qué se evalúa la memorización y no el pensamiento?

Necesitamos cambiar y para ello tenemos que empezar por abajo: la formación del profesorado. Hace ya diez años que acabé la carrera de magisterio. Ya en su momento me pareció humillante, una tomadura de pelo sobre lo que “nos enseñaron”.

Recuerdo a los partidos políticos (o a quien le competa) que los estudiantes de magisterio empiezan la carrera con 18 años. Ya saben operar con números enteros, ya conocen el área del cuadrado, los mamíferos y los vertebrados e invertebrados… Ya saben recortar, pintar y los colores en inglés. No es necesario repasar los contenidos de primaria ni de secundaria.

Recuerdo empezar la diplomatura con ilusión y con ganas de aprender mucha psicología, técnicas de estudio, de aprendizaje, estrategias metodológicas… Pero mi deseo de aprender se fue desvaneciendo curso tras curso. Me sentía humillada mientras nos enseñaban los colores o los números en inglés ¡¡a futuros profesores de inglés!!, me sentía humillada cuando en un cuatrimestre solo dimos números enteros o cuando tardamos casi un curso entero en hacer un circo de plastilina.

¿Qué hace un maestro cuando acaba la diplomatura y no ha aprendido NADA? Repetir patrones, enseñar como le han enseñado y ese es el principal problema… Una espiral de la que es difícil salir.

Gracias a las formaciones que me ha proporcionado el centro donde trabajo, mi inquietud, mi curiosidad… ha hecho que me forme, que aprenda, que mis clases sean distintas a cuando empecé, sean útiles. No hacen falta títulos colgados en la pared para ser un buen maestro.

Es la primera vez que escribo un post de opinión ¡y no será el último! Aún me queda opinar sobre otro gran tema: ¿asignaturas en inglés? ¿Hay profesorado preparado para ello? ¿Los alumnos aprenden más inglés a través del CLIL?

Lo dejamos para otro capítulo. Acabemos de ver el debate.

Buenas noches.

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